En España, la costumbre de esterilizar a gatos y perros está poco arraigada. Los principales motivos son una serie de prejuicios asociados a la cultura latina, (como la eliminación de la privacidad de su "virilidad", el cambio de su carácter o la creencia del beneficio de tener una camada al menos una vez en la vida), y el desconocimiento sobre la intervención y los beneficios que aportan a nuestras mascotas. Sin embargo, en otros países de cultura anglosajona, como Estados Unidos, la excepción es un perro o gato sin esterilizar.